Salvación
Salvación significa que el hombre llegue a ser plenamente
humano. En esta vida es urgente salvar la “historia”. La
“eternidad” será la consecuencia de haber conseguido
realizar la historia: convertir el hombre en un ser humano.
Que la Creación del Padre llegue a su plenitud. Que lo que
nació para ser hombre y humano no se quede en simple animal
desarrollado, con corbata, con muchos medios, mucha técnica
y mucho dinero, pero no un ser humano. El proyecto de Dios,
es concluir la Creación del hombre. Y esa conclusión es
llegar a ser humano.
En Juan evangelista y en S. Pablo esto se dice utilizando
la palabra “carne”, sinónimo de transitorio, y “espíritu”,
sinónimo de lo perdurable.
Y esto depende, porque el hombre es un ser libre, de la
elección del hombre libre que cuenta con el tremendo e
incomprensible poder de escoger lo transitorio o
rechazarlo. A Juan le gusta decir rechazar la luz y elegir
las tinieblas. Jn 3, 6.
Para Jesús, que no sabe tanto como Juan o Pablo, el hombre
llega a ser humano, llega a su meta si se convierte en
hermano. Si decidimos ser hermanos y nos tratamos como
tales, estamos “salvados” El que haga lo que Él ha dicho,
tendrá vida eterna.
“De qué le sirve ganar todo el mundo, si pierde su vida”.
El concepto de alma, tal como la entendemos nosotros, no es
de Jesús. Es griego. “Alma” es traducción de una palabra
hebrea “nefés” que significa, soplo, espíritu, vida de Dios.
En definitiva, todo lo que existe recibe la existencia, su
soplo de Dios. Y el soplo de Dios, que recibe el animal
hombre, lleva en potencia el poder crecer hasta llegar a ser
humano.
Y ese animal hombre, por ser libre, siempre podrá negarse a
ser humano. Si, libremente acepta ser humano, es decir
hermano, se realizará en él el proyecto de la Creación: Un
animal racional, libre, hermano de los hombres, e hijo de
Dios, y por tanto viviendo su misma vida, que es eterna. Si
no lo acepta, con su muerte se acabará su historia.
1Cor 13:10.
Cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo
era niño, hablaba como un niño, tenía mentalidad de niño,
discurría como un niño; cuando me hice un hombre, acabé con
las niñerías. Porque ahora vemos confusamente en un espejo,
mientras entonces veremos cara a cara; ahora conozco
limitadamente, entonces comprenderé cómo Dios me ha
comprendido. Así que esto queda: fe, esperanza, amor, estas
tres; y de ellas la más valiosa es el amor. Esmeraos en el
amor mutuo; ambicionad también las manifestaciones del
Espíritu, sobre todo el hablar inspirados.
¿Y
el infierno?
No creo en el infierno. Al final, o Dios o la nada.
Unamuno prefería el infierno a la nada. No deja de ser un
himno al ser.
El
gran teólogo Torres Queiruga, piensa que en todo hombre hay
algo de bueno, y eso de bueno se incorporará a lo eterno.
Pero lo que haya de malo se echará al contenedor de la nada.
“Salvación” es conseguir que el hombre llegue a ser humano,
es decir: hermano.
Primero que pueda comer y dormir.
Segundo, que pueda ser libre por fuera y por dentro.
Tercero, que coma y viva en paz
Cuarto, que crezca y se desarrolle.
Quinto, que descubra que los demás hombres son hermanos.
¿Y
Dios, y el bautismo, y la fe?
Pienso
que cuando el hombre descubra que los hombres son sus
hermanos y los trate como a tales, llegará la gran noticia,
la gran sorpresa: “Ese era Yo”.
Mt
25, 37-40.
37
- Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o
con sed y te dimos de beber?
38
¿Cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y
te vestimos?
39
¿Cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?
40
Y el rey les contestará:
-
Os lo aseguro: Cada vez que lo hicisteis con uno de esos
hermanos míos tan insignificantes, lo hicisteis conmigo.
Luís Alemán
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