La
EUCARISTÍA CRISTIANA - 2
La
eucaristía cristiana es más antigua que los Evangelios.
Pablo escribió a los Corintios antes de que se escribiera
ningún evangelio de los conocidos.
1
Cor 10, 16-17
Esa
«copa de la bendición» que bendecimos, ¿no significa
solidaridad con la sangre del Mesías? Ese pan que partimos,
¿no significa solidaridad con el cuerpo del Mesías?
Como hay un solo pan, aun siendo muchos formamos un solo
cuerpo, pues todos y cada uno participamos de ese único pan.
1
Cor 11, 17-26
No puedo felicitaros de que vuestras reuniones causen más daño que
provecho.
Porque, en primer lugar, oigo decir que cuando os reunís en
asamblea formáis bandos; y en parte lo creo, porque es
necesario que entre vosotros haya divisiones, para que quede
patente quiénes de vosotros superan esa prueba.
Además, cuando tenéis una reunión, os resulta imposible
comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse
su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro está
borracho. ¿Será que no tenéis casas para comer y beber?, o
¿es que tenéis en poco a la asamblea de Dios y queréis
abochornar a los que no tienen? ¿Qué queréis que os diga?
¿que os felicite? Por esto no os felicito”.
Porque lo mismo que yo recibí y que venía del Señor os lo
transmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que
iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y
dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced
lo mismo en memoria mía».
Y
de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa
copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva.
Inicialmente la eucaristía cristiana se celebra siguiendo la
estructura de la oración judía, tanto en su ritual como en
su diseño presidencial. En un segundo paso se incorporará la
práctica de las sinagogas de leer las escrituras.
Estructura judía de la oración.
Es la
misma para las oraciones privadas como para la oración en
asamblea.
Bendito sea Yahvé
que
nos ha sacado de las manos de los egipcios
y de
las del Faraón,
que ha
librado al Pueblo de la esclavitud egipcia
1.-
Aclamación: Bendito sea Yahvé.
2.-Título: Dios de Abraham. Dios de Israel. etc.
3.-“Anamnesis”
(palabra griega) que significa:
·
traer
al presente los recuerdos del pasado.
·
análisis clínico de los antecedentes patológicos del
enfermo.
Recordar lo que Dios ha hecho a favor del hombre, en favor
del pueblo. Es una explícita profesión de fe en Dios: un
Dios manifestado y descubierto en la historia. Asentado este
fundamento, se añade la
4.-“Epiclesis”,
oración para que continúe su presencia y su actuación. Se
pide que siga presente su Espíritu:
“Y
ahora, Dios de Israel,
Cumple
a tu siervo David., mi padre,
la
promesa que tú le has hecho.” 1 Re. 8,25
“Y
ahora, Oh Dios nuestro,
Tú el
Dios grande, poderoso, y temible
que
mantienes la alianza y la bondad,
no
cuente para nada todo este abatimiento.” Nehemías 9, 32
Después de la aclamación, y del recuerdo de la historia cuyo
sentido es incomprensible sin Dios, el final con la súplica
para que siga actuando así:
“Los
levitas dirán: Levantaos, bendecid a Yahvé nuestro Dios” Ne
9, 5
“Todo
el pueblo responde, las manos en alto: Amén, amén”.
Ne 8,
6
Dimensión histórica
Nuestra eucaristía hereda del Antiguo Testamento la
dimensión histórica de la fe. Una fe que nace en, y está
empapada de, historia. Nuestra fe es una interpretación
creyente de lo histórico. Es un recuerdo (anamnesis)
de la intervención de Dios en la Creación y en la Historia.
Y un ruego de que siga con nosotros (epiclesis).
Esas
misas solitarias, místicas, desde un estadio contemplativo-metahistórico,
será una eucaristía de ángeles, o un acto de piadosos
paganos, pero no una eucaristía cristiana de una comunidad
que camina en medio del hambre, del barro, a través de una
historia difícil e incierta hacia la casa del Padre.
La
eucaristía cristiana no es sólo, ni sobre todo, alabanza y
adoración a Dios (eso lo hacen incluso los paganos). Es una
celebración de la noticia buena: el eu-angelium, que nos
descubre al Padre y al hermano, el gozo de la convivencia, y
enseña la riqueza de compartir el pan y el vino.
En el
centro de esa evocación histórica se recuerda a Jesús. Lo
que dijo e hizo la noche antes de morir. Finalmente: en Él,
por Él, con Él damos gracias al Padre.
La
asamblea, puesta en pie dice: Amén, amén
Ese es
el núcleo, el canon, la anáfora.
Añadidos hasta el aburrimiento.
A este
esquema tan simple, tan limpio se suma, con el paso del
tiempo, el barroquismo de la piedad que añade flecos en la
creencia de que así amarramos más al Altísimo y aseguramos
la “salvación”,
Aparecen “el yo pecador” el gloria, el credo de Nicea y
Calcedonia, las oraciones por el Papa y por el Obispo, y por
las vocaciones, y el ciento y la madre de ritos,
minibendiciones, oraciones, responsorios, etc.
Cuando
yo era niño, ya hace mucho tiempo, en posguerra, en casa se
rezaba el rosario. Al final, mi madre añadía una serie de
padrenuestros y la novena correspondiente. Todo por alguna
buena causa. El rosario se hacía cada vez más largo e
incongruente.
Algo
así ha ocurrido con la eucaristía. Ya lo iremos comprobando.
Próximo capítulo:
Palabra y oración eucarística.
Carácter presidencial de la oración eucarística
Luís Alemán