Willigis Jäger
Teólogo benedictino y maestro zen
Con un gran número de seguidores tras sus conocimientos
sobre mística de las religiones, el alemán Willigis
Jäger habló ayer en el Ateneo Jovellanos de Gijón sobre
«La irrupción a nuestro ser verdadero». Monje
benedictino, maestro zen y maestro de contemplación,
abarrotó el aula.
- ¿A qué monasterio benedictino pertenece usted?
- Vivo fuera del monasterio porque estoy exclaustrado.
Benedicto XVI, cuando aún no era Papa, sino en su
anterior puesto en la Congregación para la Doctrina de
la Fe,(nombre que sustituye al de la antigua
Inquisición), bajo el nombre de Ratzinger, me prohibió
hablar en público.
- ¿Por qué?
- Pensó que yo ya no interpretaba correctamente el
catolicismo.
- ¿Se defendió usted?
- Le escribí una carta diciéndole que no iba a hacerle
caso por motivo de conciencia y por motivos pastorales.
- ¿Por qué un benedictino acude a la espiritualidad
oriental?
- En la Iglesia católica no se enseñó la oración
contemplativa y aún hoy día sigue habiendo
dificultades con esa enseñanza.
- ¿Conoció al jesuita Anthony de Mello, también
amonestado por la Santa Sede?
- Parecido problema al mío.
- Le acusaron de panteísta.
- A mí me acusan de monista, pero lo que yo enseño no
tiene nada que ver con ello.
- ¿Es compatible la espiritualidad oriental con el
credo católico?
- Existe una espiritualidad transconfesional y a ésa me
dedico. Pero eso no significa que yo tenga que dejar la
confesión católica.
- El teólogo Rahner decía que el siglo XXI, o es
místico, o no será nada.
- Yo también creo eso, porque, o bien hacemos
experiencias en el espacio transpersonal, o no vamos a
poder sobrevivir como especie humana.
- ¿Qué significa experiencia transpersonal?
- Nuestra personalidad es un logro de la evolución, pero
al mismo tiempo significa una limitación. Nuestra
conciencia tiene que ampliarse. Nos hemos desarrollado
desde una conciencia prehomínida y de allí evolucionamos
hacia una conciencia mágica, luego mítica, luego mental
racional, pero no podemos quedarnos ahí.
- ¿Qué es ese ahí?
- Provenimos de un paraíso en el que alguna vez nos
sentimos en una unidad simbiótica con la naturaleza, y
lo que llamamos pecado original no es otra cosa que el
haber desarrollado la conciencia individual fuera de esa
simbiosis. Pero, apenas salimos de ella y pudimos decir
tú y yo, empezó a matar Caín a Abel. Desde entonces
nuestra especie no ha hecho otra cosa que matarse
mutuamente y eso se ha agravado muchísimo. Hemos llegado
a un punto donde no sabemos cómo va a seguir esto. En el
siglo pasado se mataron mutuamente cien millones de
personas y ninguna moral surtió efecto.
- ¿Por qué?
- Esas frases de «debes hacer», o «tienes que», no han
hecho adelantar a nuestra especie humana para nada. Los
grandes profesores y sacerdotes del mundo fueron un
fracaso en este sentido. No estoy en contra de los
profesores o de los sacerdotes, pero sus enseñanzas no
han ayudado a los hombres.
- ¿Alternativas?
- Tenemos en nuestro interior posibilidades para
comprender la realidad de un modo que no puede abordarse
con la razón. Nuestra conciencia personal supone un gran
logro de la evolución, pero al mismo tiempo supone una
limitación. Caer en la cuenta de esa limitación es
esencial para nuestra especie.
- ¿Cuál es esa limitación?
- Creemos que la conciencia del «yo» supone la única
posibilidad de comprender. Pero eso es igual de tonto
que cuando creíamos en el pasado que la Tierra era el
centro del universo. Con esa concepción nos hemos
orientado hacia un gran egocentrismo, que es la fuente
de todos los males que conocemos en el mundo. El
egocentrismo nos ha llevado al borde de la desaparición.
- ¿Cómo superarlo?
- Para salir de esa limitación hay que entrar en el
nivel de la unidad. Entonces vemos que somos uno con
todo y que sólo existe uno. Una red de pescador consiste
en muchas mallas y una malla sola no tiene sentido. Cada
uno tiene sentido en la totalidad.
- Pero algunas religiones ya predican el amor al
prójimo.
- Las religiones predican el amor y dicen «debes amar a
tu prójimo igual que a ti mismo», pero no nos han
ayudado las religiones para dar ni un paso hacia
adelante. Decimos «mi religión», «mi confesión»... Y los
que no estaban de acuerdo fueron quemados. Eso sigue
igual en el presente: sunnitas y chiitas, judíos y
musulmanes, fundamentalistas en la Iglesia católica.
Todos dicen «yo, yo, yo...». Todos los problemas del
mundo resultan de ese egocentrismo.
- ¿Nada han contribuido las religiones?
- Sólo cambiaremos si entramos en un nivel nuevo de
conciencia, en el espacio transpersonal. Superar las
limitaciones del yo es algo que la mística de Oriente y
de Occidente siempre han sabido hacer, pero se puede
hacer en las religiones y también fuera de las
religiones. La mayoría de las personas buscan fuera de
sus religiones.
- Las religiones también han evolucionado.
- Las reformas en las religiones han sido como cambiar
los muebles de un mismo piso. Lo hemos hecho muchas
veces y no ha servido de nada. Lo que tenemos que hacer
es subir un piso más arriba en la experiencia de lo
religioso.
- ¿Qué hay en ese piso?
- Un nuevo nivel de la conciencia. Se trata de ser más
plenamente humano. Hay que preguntarse qué sentido
tienen esos pocos decenios de mi vida en un universo de
miles de millones de años. Ese sentido es que debo ser
plenamente ser humano, y ahora lo voy a decir en la
manera cristiana: Dios quiere ser persona en mí, tal
como soy en este momento, con esta figura que tengo. Es
el único motivo por el que existimos. Por eso bailo esa
danza de la vida, pero no soy yo el que está bailando,
sino que estoy bailado. Dios se baila a sí mismo en mí.
El maestro Eckart dice que Dios se saborea a sí mismo en
las cosas. Ése es el motivo de mi existencia.
- ¿Y lo transpersonal?
- Yo tengo una importancia sin igual. Por eso dice
Eckart que si no estuviera yo, Dios no sería. Por eso
tengo un significado único con mi vida, con esos pocos
decenios en medio del universo. Mi ser verdadero no es
la conciencia del yo, sino algo que no nace y no muere.
Lo que soy en lo más intimo es algo que seguirá cuando
mi cuerpo físico haya muerto. Y no soy el único que está
bailando, sino que bailan conmigo muchas personas, que
tienen la misma importancia que yo. Cuando experimento
esto, mis actuaciones serán diferentes.
- ¿Cómo se hace uno místico?
- La mística es una forma de oración, un camino de
oración. Existen diferentes formas de oración y la
mística es uno de esos caminos. Y muchos cristianos
llegan a una frontera con su oración verbal dirigida
hacia un Dios personal y entonces entran en una nueva
forma de oración, y esa oración es una nueva experiencia
de lo que llamamos Dios.
- Esa oración, ¿es la contemplación?
- Eso es lo que la tradición llama oración
contemplativa, y lo conocemos de Santa Teresa de Jesús,
de San Juan de la Cruz, de Francisco de Osuna... Hay un
camino donde se enseña esa religión mística. Todas las
religiones conocen dos formas de oración, una esotérica
y otra exotérica. Las religiones, como el budismo,
cristianismo, judaísmo, hinduismo e islamismo, tiene sus
sagradas escrituras, sus dogmas, ritos, liturgias y esa
forma de religiosidad se reza de forma exotérica. «Exoteros»,
en griego, quiere decir «desde fuera», y el rezo verbal
o meditar sobre un texto serían la oración exotérica. En
esa forma lo que hago es activar mis potencias
psíquicas, como intuiciones, pensamiento...
- ¿Y la oración esotérica?
- Todas las religiones también tienen una forma
esotérica de oración. El budismo ha desarrollado las
formas del zen y del Vipassana; el hinduismo ha
desarrollado las diferentes formas del yoga; en el
islamismo conocemos el sufismo, y en el cristianismo
tenemos la mística, que también es la contemplación. «Esoteros»
significa «desde dentro» y en la forma de oración
esotérica hago lo contrario: voy sosegando toda
actividad mental, intento sosegar las potencias
psíquicas, como memoria, voluntad y entendimiento, para
que pueda irrumpir lo que está detrás de ello.
- ¿Por qué se perdió en el catolicismo la
contemplación?
- La Iglesia católica dice que esa forma de oración
contemplativa es una oración privada y no le gusta.
Quiere que todos tengan la misma práctica que la Iglesia
ha fijado. Todas la religiones teístas, como el
Cristianismo, el Islam y el Judaísmo, tienen problemas
con lo que es la mística.
- ¿Miedo a que la persona entre en contacto directo
con Dios?
- La institución de la Iglesia teme perder el control.
J. Morán