(Lc. 23, 27) (Lc.23,34)

Verónica (vero icono) encarna la ternura femenina en medio de tanto dolor y sufrimiento, el acercamiento sin dudas a los que sufren, el mirar hacia los que otros evitan mirar. La actitud de esta mujer, nos recuerda que el rostro de Jesús está en cada prójimo y no sólo intenta aliviar su sufrimiento, sino que participa en él, entra en el gemido del dolor, se mancha las manos, acaricia y acompaña con una mirada de cariño y compasión. Es verdad que muchas veces nos quedamos paralizados en el borde del camino, viendo pasar el dolor o mirando hacia otro lado. No sabemos qué hacer, nos sentimos impotentes, pero un solo gesto, un pequeño gesto, puede cambiar el mundo de alguien, y sumar para cambiar la realidad.

En eso creo, y quiero aprender a ser “Verónica” para tantos otros. Contamos con su Amor, hagamos lo que hagamos.

Con la cruz sobre tus hombros y aún atento alrededor
a las lágrimas de aquellas que lloramos tu dolor
tus palabras son el bálsamo que alivia mi oración
y tu rostro se ha grabado como un lienzo en mi corazón

Cómo aliviar tu sufrimiento si eres tú el que alivia el nuestro
cómo ir contigo en el camino que lleva a lo alto del dolor
cómo hacer que el amor crezca y se desmonten los maderos
que nos matan la esperanza y alimentan nuestros miedos

NO SABEMOS LO QUE HACEMOS, NO LO SABEMOS SEÑOR
NO SABEMOS LO QUE HACEMOS Y AÚN TENEMOS TU PERDÓN
NO SABEMOS LO QUE HACEMOS Y NOS ENVUELVE TU AMOR
QUE GRABA TU ROSTRO EN EL CORAZÓN

NO SABEMOS LO QUE HACEMOS, NO LO SABEMOS SEÑOR
NO SABEMOS LO QUE HACEMOS Y AÚN TENEMOS TU PERDÓN
NO SABEMOS LO QUE HACEMOS Y NOS ENVUELVE TU AMOR
QUE GRABA TU ROSTRO EN EL CORAZÓN
QUE GRABA TU ROSTRO EN EL CORAZÓN

Salomé Arricibita

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