Querida Inma y queridos todos cuantos reciben y estiman FE ADULTA,

Deseamos hacerles llegar una voz desde Lima. Nos  ha provocado para hacerlo  ese breve comentario con el que abre el último envío semanal de FE ADULTA  que nos ha llegado desde Madrid ayer miércoles 19. El comentario al que nos referimos dice textualmente: Hemos recibido como un jarro de agua fría la exhortación "Querida Amazonía", donde el papa cierra la puerta a la ordenación de mujeres o de varones casados

Comprendemos bien su decepción, provocada por ejemplo por la lectura del n. 88 de la Exhortación. Pero queremos compartir con vosotros/ustedes cómo estamos viendo el asunto desde aquí, en nuestra comunidad. Y la verdad es que lo estamos viendo como un acontecimiento en el que se percibe  una extraordinaria intervención del Espíritu. Ojalá acertemos a explicarnos.

Francisco confirma la importancia ineludible de la celebración eucarística (89 y 91). 

Multiplicar el número de curas constituiría -dice- "un   objetivo muy limitado" (93). 

La iglesia debe "dar lugar a la audacia del Espíritu" (94). 

Las comunidades de base "fueron verdaderas experiencias de SINODALIDAD" (96). 

"Las verdaderas soluciones nunca se alcanzan licuando la audacia...La salida se encuentra  por desborde". (105). 

Y Francisco dedica los últimos once números de su Exhortación a subrayar la importancia de las mujeres en la iglesia. 

Francisco -como dice en los nn. 2 y 3 de su Exhortación- no desea "reemplazar" el texto final del Sínodo. No quiere "repetirlo", solo lo "presenta  oficialmente". 

En resumen y para  no ser largos, tenemos ahora un papa que no prohíbe ni determina cómo deben ser las cosas. (Si lo hiciera provocaría cismas. controversias, críticas y aplausos tendenciosos). Francisco insiste en la autoridad SINODAL: es la comunidad  la que debe tomar decisiones. 

En consecuencia, hoy  les invitamos a todos a no quejarse  del  jarro de agua fría. Más bien, alegrémonos porque el Espíritu  se ha hecho presente en el Vaticano. Es una auténtica revolución: las iglesias amazónicas, donde viven (y mueren mártires) tantas personas cristianas quedan invitadas a proceder con audacia y dejarse llevar del Espíritu.  

Un abrazo fraterno

Eduardo Borrell Castro