A VIVIR. HOMENAJE A LUIS EDUARDO AUTE

Este poema lo dedico en recuerdo y homenaje a Luis Eduardo Aute. 
Está elaborado mano a mano con muchos de los títulos de sus canciones. 
Con mi mayor agradecimiento por toda su trayectoria vital y las canciones que tanto me han acompañado siempre. 
Un gran abrazo.
Miguel Ángel Mesa Bouzas

Siento que te estoy perdiendo.
A día de hoy, la mala muerte, una flor de ceniza,
en tu lecho de amor y muerte, cuando duermes
tu sueño eterno y superada ya la encrucijada:
una de dos, enamorarse o morir.
Quisiéramos volver a verte aún
en claroscuro o blanco y negro.
Clamo al firmamento sin tu latido
y tú, invisible, como un pajarillo, luz contra luz,
ya toda tu existencia salmodiando en el universo.
Sí, nos queda la música, tu música, tu eterna canción.
¡Ay de ti, ay de mí!
Como una estrella fugaz
el niño que miraba al mar, sombra en el agua,
lentamente de espuma.
Tu sueño eterno, al fin polvo enamorado.
De alguna manera quisiera ser el aire, tu aliento,
un soplo de alegría y escribo tu nombre
a las cuatro y diez, cuerpo a cuerpo,
como tú, más allá del amor.
La pasión sale a tu encuentro, tarde, muy tarde,
la locura que todo lo cura, con tus naves quemadas,
desnudo, a la intemperie.
Solo los días de amores nos cantaste:
abrázame y quiéreme con imaginación y alevosía,
cada vez que me amas, mi querencia,
imán de mujer, mojándolo todo…
De un tiempo a esta parte he comprendido
que es peligroso asomarse al interior
pero sé que me va la vida en ello.
Anda, ayúdanos a saborear
dos o tres segundos de ternura, pues prefiero amar,
y rodearme de belleza.
¿Dónde estará la verdad?
Tú nos enseñaste que la felicidad
consiste en compartir entre amigos,
en buscar juntos sin descanso rosas en el mar,
la utopía de Albanta.
Con tu sencilla existencia nos mostraste el camino
a recorrer para reconocer dónde estará la verdad,
la delicadeza, hasta poder exclamar: digo que soy libre.
Luis Eduardo, querido amigo, compañero,
descansa y continúa a nuestro lado
con tus lienzos, tu música y tu humanidad.
Nada más queda, por fin todo va bien.
Toda una vida dedicada a vivir intensamente,
pero sabiéndote de paso, de paso…
Cada mañana al despertar, a partir de ahora,
diremos agradecidamente: Aleluya.
Cada nuevo día, al Alba.

(Miguel Ángel Mesa Bouzas)

 

 

CUANDO PASE TODO...

Enviado a Diario Córdoba
21-03-2020

Cuando todo pase deberíamos haber aprendido algunas cosas:

-La importancia de lo público.

Qué hubiera sido de nosotros en esta crisis dejados a las iniciativas de lo privado, de la mano de un capitalismo liberal que, como reza el lema de Trump, pone en el centro de atención su propio ombligo (America first). Este señor ha demostrado un egoísmo despiadado al encargar hacer una vacuna a un laboratorio alemán “sólo para América” y ha dado una muestra más de racismo al hablar de ese virus “chino”.

Si hay algo que me guste de este virus es que es sumamente democrático y no distingue entre países ni entre ciudadanos. El virus es una amenaza colectiva que espera una respuesta colectiva no solo a nivel nacional, sino internacional. La ONU tendría que refundarse y llegar a ser ese gobierno mundial en el que se mire en todo momento el bien de cada país, especialmente de los más pobres. Una utopía que viene siendo frenada por aquellos países que tienen derecho a veto en este organismo.

-La importancia de la Sanidad pública española.

Esta Sanidad –tantas veces incomprensiblemente denostada–, que está haciendo frente a una situación tsunámica con una ejemplaridad impresionante. Una sanidad que ha sido recortada gravemente en los últimos años en favor de la privada. Una sanidad que deberíamos apreciar mucho más utilizándola solo cuando sea necesario.

-La importancia de la investigación.

La investigación ha sufrido grandes recortes en los últimos tiempos, y se ha mantenido gracias al voluntarismo de sus miembros que actúan más por vocación que por profesión. Tengo una hija en Madrid que ha sido becaria de doctorado cobrando unos 1.000 euros netos mensuales. ¿Se puede vivir con esto en Madrid si no se tiene pareja con empleo o si no se tienen unos padres que suplan lo que falta? Muchos de nuestros jóvenes pueden desanimarse, rompiendo la cadena de una investigación sumamente necesaria para el futuro, sin la que el motor de cualquier país se ralentiza y su desarrollo se hipoteca.

-La importancia de centrarse en lo importante.

Los partidos políticos deberían centrar su interés en lo importante en todo momento, que no es otra cosa que el bien del pueblo y no el bien del partido. “Yo me opongo, ¿de qué se trata?”. Con frecuencia, esta ha sido la norma principal e los partidos. “El adversario político es siempre malo y cuando bueno, llega tarde”. Este modo de actuar refleja una inmadurez de los partidos, propia de adolescentes narcisistas. Cuando un partido mira más su propio interés que el del pueblo, la democracia se subvierte y erosiona hasta el punto de que la gente pierde el interés en las instituciones democráticas, las únicas que, en una circunstancia como esta, pueden salvarnos.

-La importancia de ser europeo.

Si algo que claro también es la importancia de ser europeo  y la necesidad de ir hacia una Europa mucho más unida en la que los nacionalismos vengan a menos, con un gobierno único que mire por el bien de todos, dando prioridad a los países menos desarrollados. Sin Europa, nuestra situación sería mucho más terrible, desamparados y abandonados a la especulación de los mercados, que nos decían que se regulaban a sí mismos, pero que están desregulando la economía mundial.

-La importancia de volver a valorar eso de los que hemos estado privados.

Gracias al coronavirus hemos descubierto la importancia de hablar con el vecino, de saludarlo, de darle un abrazo o un beso a la persona querida, de moverse con libertad, disfrutando del sol y de los pequeños detalles de la vida diaria, los únicos que pueden hacernos felices de verdad. 

Cuando todo esto pase, no habrá pasado todo. Habrá que hacer que, al menos, algo de lo dicho se haga realidad para comenzar un nuevo estilo de vida mucho más solidario a nivel individual, colectivo, nacional e internacional.

Jesús Peláez

 

 

JESÚS Y EL CORONAVIRUS

Pedro Aranda Astudillo. Fundador de la Corporación Gen. 18 de marzo 2020

Los mitos hacen comprensible los hechos que las ciencias no lo pueden dar. La historia humana se sustancia de hechos y mitos. Los comportamientos humanos se han plasmado de acontecimientos, de construcciones y, todos ellos, imbuidos por sus creaciones mentales… Los liderazgos conducen los pueblos desde aquellos ideales. Los fenómenos de la naturaleza también han y tienen un influjo no menos determinante en los aconteceres humanos.

Hacia el año 2000 de nuestra era la existencia de Jesús disrrumpió la historia, antes y después de Cristo. Su ser, su decir, lo hacía con una autoridad única: “habéis oído ojo por ojo, diente por diente, pero yo os digo…”; toda la ley se centra desde el corazón del amor, “ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo”, “no he venido a ser servido sino a servir”, “los últimos serán los primeros”… Resultó insoportable a los cánones religiosos y políticos. Asumió las consecuencias, fue juzgado y condenado a ser crucificado, mofado con una “corona” de espinas, “El Hombre” que pasó haciendo el bien. Jesús vino a reeditar una nueva creación de fraternidad testimoniado por Él mismo, una humanidad consonante con la naturaleza “si el grano de trigo no muere… dirigido al egoísmo”. “Vio Dios que todo lo que había creado era bueno” desde su suprema libertad de amar que a su vez la hace partícipe a la humanidad, no hizo de los humanos sus títeres.

Hoy estamos frente a lo “más misterioso e inimaginable” para esta sociedad todopoderosa ávida de crecimiento sin límites. El superhombre de Federico Nietzsche proclamaba “Dios ha muerto”. Sin embargo ¿alguna duda que hemos pasado a ser títeres de ideologías, de los poderes económicos, de los ordenadores, de las sobre exigencias productivas?, ¿de sistemas deshumanizantes, a vivir en presión constante, de múltiples drogas “liberadoras de las asfixias competitivas”, de las acumulaciones devorantes dejando mares de pobrezas e impotencias…?

Esta sociedad en el frenesí de sus triunfos, en sus fascinantes burbujas “de desarrollo” se ve amilanada, indefensa frente al COV-19. Sus flotas navales acorazadas son, ante el virus, botes de papel si su tripulación fuese infectada. El sistema financiero en tsunami.

Este virus ha confinado a su casa a esta glamurosa sociedad: a repensar la vida y por meses, a recrear una ciencia que realmente integre a los seres humanos y no reducirlos a la marginidad, que nuestra economía sea redistributiva para la dignidad humana, que gozar no es lo mismo que consumir. Este retiro nos haga regresar con abrazos de sabernos que todos nos dependemos de todos, que hemos escuchado las voces soterradas de la conciencia y de la tierra, de la vida misma.

Jesús se encarnó con palabras de amor y de vida, el coronavirus con la muerte. ¿Qué más convence: el amor o el miedo a la muerte, a la muerte misma, no sólo de la tuya sino la de tus seres queridos, de tus abuelos?