No hace falta un análisis muy profundo para evidenciar la marginación de las mujeres en cuanto a los roles dentro de la Iglesia. Tratando de llegar a las raíces de tal exclusión, observamos que ha habido una discriminación sistemática de las "Imágenes" de Dios como Madre y se han potenciado las que identifican a Dios y todo lo divino con la masculinidad y la virilidad. Lo mismo ha pasado con el "Lenguaje" y la hermenéutica, que han sido deliberadamente androcéntricos y patriarcales, tachando de herejes y hasta quemando en la hoguera a toda persona que discrepara.