Las ciencias que estudian el cerebro aseguran que todo lo que ocurre cuando pensamos, imaginamos, recordamos o sentimos, se traduce en impulsos eléctricos neuronales. Por lo tanto podemos afirmar que todos los fenómenos místicos tienen base biológica. Las experiencias místicas son inhibiciones del neocórtex, que dejan aflorar los estímulos que hay en las zonas del cerebro más antiguas. Desarrollando estas premisa se pueden sacar interesantísimas conclusiones prácticas para entender la espiritualidad.