La sociedad actual tiene poco en común con la de hace siglos y es preciso replantearse el modelo de iglesia: un cristianismo inculturado, global, comunitario, conciliar, colegial y ministerial, entendiendo los ministerios como un servicio que respeta y potencia la comunidad. Tras la exposición teórica, hay un interesante debate en el que se concretan aún más algunas de las ideas desarrolladas.