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Antes de ayer, día 19, por la mañana, Conchita la mujer de Rafael, después de una larga y dolorosa enfermedad, encontró la paz definitiva rodeada de su marido y de todos sus hijos Antonio,  Salvador, Inmaculada y Rafael.

Fue el recibir la unción de los enfermos y volvió plácidamente al regazo del Padre. Todos queríamos y seguiremos queriendo a Conchita, era la vida de una casa siempre animada y llena de gente en torno al proyecto de Fe Adulta que todos compartimos.

Fray Marcos, en la tarde, en el Tanatorio de las Rozas quiso participar con toda la familia y compañeros y amigos de Fe Adulta en una celebración eucarística, a él no le gusta hablar de funerales, en la que dimos gracias a Dios por el don maravilloso de la humanidad de Conchita, destello divino, del que hemos podido disfrutar, sobre todo su familia, durante muchos años.

La celebración terminó con la lectura de este ramo de versos:

Querida Conchita que estás en el cielo
y aquí entre nosotros,
¡¡Cómo nos cuesta dejar esta vida
que sabemos que es pasajera,
que es camino para otra que no conocemos,
por eso nos cuesta dejarla!!

La vida, tu vida, porque tú has sido vida,
es la vida que te ha traspasado,
se ha hecho vida en tus hijos,
en Rafa y en todos los que te han conocido.

Han sido tus ojos, tu boca, tus manos,
tus buenas acciones, tu amor,
tus caricias, las que han sido vida
y hecho que el cielo estuviera
donde tú pisabas y nos sonreías.

Ahora ya estás en la auténtica vida,
en Dios y con Dios,
en el eterno regazo del Padre,
ese océano inmenso de amor
del que has sido reflejo.
Sabemos que el puerto al que has arribado,
es un puerto de paz, de amor
y de inmensa alegría,
Jesús nos lo dijo.

Déjanos sentir tu paz,
trasmítenos tu alegría,
tu amor se ha quedado entre nosotros.

 

21-10-2014