A raíz del retiro de comienzo de Adviento, ha surgido de un grupo la necesidad de tener unas bases teológicas sólidas que estén de acuerdo con el nuevo paradigma. Hace ya muchos años que muchas personas hacen teología desde las realidades acuciantes de injusticia, desde la perspectiva de género, desde distintas realidades culturales, raciales…

Estamos viviendo un tiempo de cambio radical en lo que respecta al diálogo con la ciencia, con la realidad de nuestro planeta tierra y nuestro papel no sólo con respecto al cuidado, sino nuestra conciencia de que somos el producto de la evolución de esa tierra a la que estamos maltratando.

Desde nuestra experiencia sabemos que la profundización teológica es muy importante, pero para que tenga una incidencia real en nuestras vidas tiene que ir acompañada de una vida de oración por la que oramos lo que vivimos y vivimos lo que oramos.

El saber puede “engordar” nuestro ego, y si no va acompañado de una interiorización y una conversión constante al evangelio, no ayuda a una nueva manera de crear reino.

Me venía a la mente la comparación de nuestras vidas con una puerta de madera preciosa. Tiene ya unos cuantos años y para conservarla le “hemos dado de todo”, barniz, pinturas, una capa y otra…

Leemos mucho, escuchamos a mucha gente, y la puerta tiene buen aspecto porque en cuanto vemos que se pela por algún lado la volvemos a cubrir…Sin embargo si todo eso que leemos de otr@s no lo personalizamos nos llegamos a hacer dependientes de los demás, como personas que no llegan a madurar, frustrados de no conseguir nuestra verdadera talla. En lugar de crecer nos empequeñecemos porque admirando a los demás no caemos en la cuenta de nuestras capacidades.

¿Y si lijáramos la puerta completamente y viéramos cómo está de verdad? Eso es, como era en su origen, como cuando la hizo el carpintero.

Nunca se tendría que haber separado la teología de la espiritualidad y sin embargo poca gente combina las dos en un sano equilibrio. La teología en sí no te proporciona esa experiencia fundante que te ayuda a ver la vida desde la confianza, el abandono, el amor. Por otro lado, la oración se enriquece y la vida  se profundiza cuando va acompañada de una teología que abre la Palabra y que explica cada aspecto de la vida de fe.

Basándonos en la lectura orante de la Palabra, (Lectio Divina) de Thomas Keating, os queremos ofrecer  unas semanas de acompañamiento personalizado en las que:

- ofreceremos un texto bíblico

- un texto corto que ayude con esa lectura

- y os animamos a que escribáis vuestra oración-reflexión

No pasa nada si un día no la podéis hacer. Como cada persona lleva su ritmo lo importante es que se vaya haciendo rutina en la medida de lo posible.

Lo que os pedimos es que una vez a la semana os pongáis en contacto para compartir con nosotras cómo os va y preguntar si tenéis alguna pega o dificultad; puede ser por correo electrónico o por teléfono, lo que prefiráis.

EL PROCESO SERÁ DE CINCO SEMANAS Y CADA PERSONA PUEDE EMPEZAR CUANDO LE VAYA MEJOR.

Este rato diario de oración puede estar precedido de un tiempo de Oración Centrante en la que preparamos con una actitud de apertura y consentimiento la acción de la Ruah en ese momento y durante todo el día. El silencio nos ayuda a acallar las voces que nos distraen de la atención a la Presencia en mí.

Podríamos empezar el domingo que viene 27 de Diciembre. Si a alguien no le va bien esa fecha nos lo decís.

Si os interesa mandáis un correo para que os vayamos enviando el material. Para este curso de cinco semanas os pedimos una matrícula de 50€.

Al finalizar iniciaremos el curso de Teología actualizada del que hablábamos.

Un abrazo fuerte

Magda Bennásar y Carmen Notario

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