Hermanos y hermanas, uno de los rasgos más característicos de nuestra fe en Dios es saber acudir junto a quien está necesitando nuestra presencia. Oremos.

Con María, queremos llevar la alegría al mundo.

• Que la Iglesia sea maestra de proximidad, compartiendo el sufrimiento de los enfermos, la soledad de los encarcelados, el hogar con los “sin techo”, la esperanza con los desesperanzados.

Con María, queremos llevar la alegría al mundo.

• Que los creyentes aprendamos a amar acompañando en la vida a quien se encuentra sólo, bloqueado por la tristeza, atrapado por la enfermedad, marginado por la droga, sufriendo por el maltrato o sencillamente vacío de toda alegría y esperanza de vida.

Con María, queremos llevar la alegría al mundo.

• Que todos nosotros nos comprometamos con los que más sufren en nuestras comunidades parroquiales y religiosas; que nos regalemos visitando a los que viven solos, llevando la comunión o una palabra de aliento a los que nos necesitan y esperan sin decírnoslo.

Con María, queremos llevar la alegría al mundo.

• Que todos los hombres y mujeres que se dedican a visitar a enfermos, encarcelados, refugiados, maltratados, condenados… sean conscientes de la sacralidad de su entrega viviéndola con fidelidad y sencillez.

Con María, queremos llevar la alegría al mundo.

Padre bueno, ojalá aprendamos a ser y seamos rápidos para la bendición, para bien decirte a ti, nuestro Señor, y bien decir a todas las personas que se cruzan en el camino de nuestra vida. Que el ejemplo de María nos aliente y salgamos al camino de los que nos necesitan.

Vicky Irigaray