Un compañero me dice: “has puesto tu artículo sobre el belén y te has dejado de poner a María y a José. ¡Qué fallo!”. Lleva toda la razón. Pero con eso quiero reflejar lo que veo en la sociedad. Muchas personas que, ya por edad o tipo de familia, no disfrutan de padres, y otros muchos niños y jóvenes que están viviendo en pisos y centros del ayuntamiento como acogimiento.

Se buscan padres… Y no solo progenitores, que los niños van descendiendo muchísimo. Han bajado las parejas y muchas de ellas no tienen hijos. O a lo sumo, uno o dos. Hablamos de María si concibió con obra de San José o no, pero es que hoy se concibe con vientres de alquiler o con inseminación artificial.

Y lo cierto es que los hijos descienden: sobran puestos en las aulas; faltan voces de niños jugando en las calles.

Y a la vez, muchos adolescentes no tienen padres que les cuiden. Ahí está esa obra maravillosa de adopción y acogimiento. Lo siento como un gran Belén con alternativa.

Por otra parte está la inmensa labor de muchos padres y madres que lo hacen de maravilla con los hijos, dedicando tiempo, cariño, saber y educación. Da gusto y merecen una enorme gratitud. Igual sí que están montando un belén de verdad.

Me da pena y lágrima el ver a tantos niños en las barcazas, atravesando el mar y otros muchos hundiéndose y muriendo en ellos, sin disfrutar del abrazo de unos padres. San José es ese padre que aparece en la foto de la columna que marcha hacia Estados Unidos con el niño en brazos. Una foto que dice: “Cristo viene con los que vienen”.

Merecen un cariño especial tantos padres que van siendo el colchón para pasar las dificultades económicas de los hijos y otros muchos jóvenes viviendo, comiendo y durmiendo en casa de los padres.

La verdad que es un disparate poner un belén sin María y José. Y lo grande no fue solo lo que vivieron en el nacimiento sino toda la vida de Jesús, acompañando y descubriendo su Mensaje. Les salió un hijo un poco respondón. Como a tantas familias, hoy, porque Jesús iba creciendo en edad, sabiduría y gracia ante Dios y los hombres.

Hoy día hay infinidad de padres acompañando a sus hijos en la catequesis, en el deporte, llevándolos y trayéndolos del colegio. Padres que educan y transmiten amor y responsabilidad.

Gracias a María y a José que estuvieron en el nacimiento y vivieron con su Hijo. Y a tantos padres y madres. A tantas personas que acompañan a los niños y adolescentes en su crecer. Por eso, merece la pena y es lógico poner en el portal de Belén de este Logroño a María y a José.

Gerardo Villar