Hermanos y hermanas, no nos atrevemos a creer del todo en la bondad y ternura de Dios. Necesitamos detenernos ante lo que significa un Dios encarnado, que se nos ofrece como niño débil e indefenso, irradiando sólo paz y alegría. Oremos.

Que vivamos abiertos a la novedad de Dios en el otro.

• Que nuestra Iglesia sea fiel precursora de la tradición recibida, que proclame con alegría el gozo de vivir siendo discípulos del Mesías.

Que vivamos abiertos a la novedad de Dios en el otro.

• Que nuestra vida creyente sea un SÍ a cada día, a cada circunstancia, a cada acontecimiento… un SÍ vivido con paz y confianza.

Que vivamos abiertos a la novedad de Dios en el otro.

• Que todos nosotros y nosotras vivamos, como María, sabiéndonos en Sus manos, abiertos a la novedad y utopía de Dios.

Que vivamos abiertos a la novedad de Dios en el otro.

• Que la fuerza del Espíritu suscite en cada hombre y mujer una participación activa en favor de ese mundo soñado por el Padre Madre para toda la humanidad.

Que vivamos abiertos a la novedad de Dios en el otro.

• Que esta Navidad tan especial para todos nos conmueva por dentro, ojalá digamos SI a la vida en justicia, paz, fraternidad, generosidad, humanidad…

Que vivamos abiertos a la novedad de Dios en el otro.

Jesús, hijo del Padre Madre, niño en Belén, enséñanos a vivir con docilidad, humildad, preocupados y ocupados con aquellos que más nos necesitan. Que sean días para la contemplación, adoración y acción de gracias.

Vicky Irigaray