Hermanos y hermanas, tomemos conciencia que la indignación de Jesús es por las leyes sociales y religiosas que marginan a las personas entre sí y con Dios. Oremos.

Que vivamos con nuestra mano tendida

• Que la iglesia proclame la supremacía del amor por encima de las normas, que sea la comunidad de los seguidores de Jesús, cuyo hacer y ser sea movido por el amor.

Que vivamos con nuestra mano tendida

• Que los creyentes no nos acostumbremos a la injusticia y la falta de amor en nuestras relaciones, que las situaciones de marginación y dolor despierten nuestra indignación y nuestra lucha a favor de los más desfavorecidos.

Que vivamos con nuestra mano tendida

• Que todos los que celebramos esta Eucaristía seamos testigos y pregoneros del poder de la bondad, sintamos como propio el dolor del otro y nos hagamos próximos.

Que vivamos con nuestra mano tendida

• Que tomemos postura ante los nuevos “leprosos” de nuestro tiempo: los ancianos, los parados, los enfermos, las personas a las que se les niegan sus derechos humanos por su ideología, etnia, sexo, religión…

Que vivamos con nuestra mano tendida

• Que todos vivamos con responsabilidad este tiempo de pandemia tan complicado que nos está tocando vivir, que seamos cercanos y compasivos con los que más están sufriendo.

Que vivamos con nuestra mano tendida

Padre Madre buena, que seamos conscientes de nuestro compromiso y seguimiento: compareciéndonos del dolor de los pobres, dando nuestra mano a los excluidos, luchando por la erradicación de los marginados. Te damos las gracias por tu Hijo Jesús, camino y vida para nosotros.

Vicky Irigaray