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Libro de la biblia

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SERENIDAD

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Vengo del consultorio médico. He ido acompañando a un familiar. Y ha sido tremendo. Si no tienes vez pedida desde hace días, ya te puedes sentar y esperar. Los nervios se exaltan y cada vez se hacen más largos lo minutos de espera.

Esto ocurre en ese consultorio médico, pero ocurre en otras muchas ocasiones: en la peluquería, en el dentista, en la compra. Me cuesta porque estaba acostumbrado a llegar y besar al santo.

No estoy acostumbrado a la espera, al turno sin prisa.

Vivimos en la sociedad de las prisas, del todo ahora mismo. Y sin embargo, veo que en la naturaleza, en la realidad de la vida, hace falta tiempo para que todo se realice, para que maduren los productos. Cualquier proyecto requiere espacio para pensarlo, programarlo, prepararlo y llegar por fin a realizarlo. Cada vez corremos más y cada vez queremos que las cosas se hagan antes. Necesitamos volver a la cultura de la lentitud, del pensar, del esperar, del madurar.

También en nuestra religión pretendemos a veces hacerlo rápido: queremos misas cortas, celebraciones rápidas. Y no tenemos tiempo de saborear, de gustar, de vivir con paz y tranquilidad el sentido de la oración, la lectura de la Palabra… Sin duda cada celebración requiere un tiempo y una paz. He participado en una eucaristía en la que el celebrante devoró en 16 minutos la eucaristía y las Flores a María. Eso es un verdadero sprint, no da tiempo a encontrarse y sentir a Dios.

Me da grima cuando entro en un templo y por los altavoces están recitando el rosario contestado por unas pocas personas a toda velocidad.

El encuentro consciente con Dios requiere serenidad, tiempo, paz. Tampoco se trata de hacer largas las celebraciones. Pero sí, que haya una pronunciación lenta y vocalización, que los ritos se hagan de una forma expresiva, que se guarden silencios. No podemos olvidar que se trata un encuentro con Dios.

No por mucho correr vamos a encontrar antes a Dios, su presencia y su voz.

Cada celebración requiere su ritmo. No podemos atropellar las lecturas ni las oraciones. Demos sentido a cada frase, entonación a cada oración. Tranquilidad Reposo.

 

Gerardo Villar

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