Hermanos y hermanas, Jesús se despide de los suyos deseándoles la paz, su paz, e invitándoles a crecer en confianza. Paz y confianza son dos pilares fundamentales de una fe adulta. Oremos.

Queremos ser aliento vivificador en la vida de las personas

• Que la Iglesia proclame la sacralidad de toda persona, el hombre y mujer como morada de Dios, más allá de los templos y lugares sagrados.

Queremos ser aliento vivificador en la vida de las personas

• Que todos nosotros y nosotras seamos dóciles al aliento de la Vida, al soplo del Espíritu de Dios, crezcamos en conciencia de Unidad y corresponsabilidad con toda la humanidad.

Queremos ser aliento vivificador en la vida de las personas

• Que los creyentes nos relacionemos y acojamos a los hermanos y hermanas siendo conscientes de pisar tierra sagrada, tierra de Dios, espacio de la manifestación del Padre Madre.

Queremos ser aliento vivificador en la vida de las personas

• Que aprendamos a vivir discerniendo, escuchando la Palabra de la Vida, acogiendo y respetando tiempos, procesos, diversidad de modos, favoreciendo siempre la mejor versión de cada persona.

Queremos ser aliento vivificador en la vida de las personas

• Que seamos cauces de paz, de dignidad y seguridad para toda persona, de justicia y solidaridad, de respeto y unidad en la diversidad.

Queremos ser aliento vivificador en la vida de las personas

Padre Madre buena, que escuchemos la eterna llamada a dejarnos conducir por el Espíritu hacía nuevas formas de encarnación en un mundo cambiante como es el nuestro. Te damos gracias por Jesús, pasado, presente y futuro nuestro.

Vicky Irigaray