ASÓMATE A LAS PERIFERIAS. DE LA MANO DE ETTY HILLESUM Y LOS MONJES DE TIBHIRINE
Mari Paz López SantosEl fin de semana del 28 al 30 de marzo tuve la suerte de poder asistir al Taller Espiritualidad en las periferias - Etty Hillesum y Christian de Chergé y sus compañeros: los monjes de Tibhirine, a cargo de Pepa Torres Pérez (religiosa, teóloga y educadora social. Activista en diferentes movimientos sociales vinculados especialmente con el feminismo y el trabajo por los derechos de las personas migrantes. Es miembro de la Red de Apoyo Interlavapíes y de la Red Myriam de espiritualidad ignaciana, entre otras asociaciones).
He vuelto con la palabra periferias dando rondando por mi cabeza y mi corazón.
Con mucha frecuencia se escucha esta palabra en los medios de comunicación, pero se habla de unas periferias muy específicas: las de los descartados de la sociedad: las personas que viven en la calle, los sintecho les llaman, o el sinhogarismo, palabras que suena a camuflaje de una terrible realidad. También los inmigrantes y refugiados moviéndose a países donde no son bien recibidos y viven con un estigma denominado los sinpapeles, que despersonaliza a la persona.
Al ver quiénes eran las personas que nos llevarían de la mano para adentrarnos en otras duras periferias, Etty Hillesum y los monjes de Tibhirine, me animé inmediatamente a apuntarme al Taller intuyendo cuánto pueden ayudarnos en estos tiempos violentos y amenazantes desde su espiritualidad, inmersos en las durísimas periferias donde vivieron y que finalmente les llevaron a la muerte.
Quiero, lo primero, hacer una sencilla presentación de ellos que desde el pasado y violento siglo XX nos muestran que la espiritualidad tiene una presencia muy especial en situaciones hostiles, en tiempos de dolor extremo, de miedo, de duda…
Vivieron en medio del sinsentido sin dejarse vencer por el mal. “Ayúdame, Dios mío, a no apagarte en mí, a no apagarte en el mundo”, decía Etty. Y Christian: “Amar a todas las personas como futuras mariposas, y esto sin fronteras ni de espacio ni de tiempo”.
Lo que han dejado escrito nos llega a nuestros días, al 2025, como don gratuito para este tiempo donde la guerra, la violencia, la mentira y la internacional de odio acecha por todos lados, sin olvidar que la capacidad de engendrar muerte y destrucción en mucho mayor. Ellos pueden ayudarnos a en su experiencia de vida: no eran descartados de la sociedad pero vivieron en unas de las periferias más extremas.
Etty Hillesum nació en Holanda el 5 de enero de 1914 y murió Auschwith el 30 de noviembre de 1943, judía holandesa, no tuvo educación religiosa dentro de su familia. Estudio Derecho (hasta 1939) y posteriormente se inscribe también en psicología y en lenguas eslavas.
Dice de ella el escritor Abel Herzberg: “Tengo la impresión de haber encontrado no sólo a una escritora de auténtica y, a menudo, estremecedora originalidad sino también a la testigo de un descubrimiento tanto más irrecusable por cuanto que nada, en su pasado, parecía prepararla para ello: el descubrimiento de la presencia de Dios en lo más íntimo de su interioridad personal, precisamente cuando, a la vez, se sabía destinada a compartir el destino de las víctimas de lo que ella misma designa como persecución sin precedentes de forma totalitaria, organizada a escala de masas, englobando toda Europa” (Etty Hillesum, Un itinerario espiritual, Amsterdam 1941 –Auschwitz 1943, Paul Lebeau, Ed. Sal Terrae),
Christian de Chergé y sus compañeros: los monjes de Tibhirine
Los monjes cistercienses del monasterio de N.S. de Atlas de Tibhirine (Argelia) fueron secuestrados en la noche del 26 al 27 de marzo de 1996 y decapitados el 21 de mayo del mismo año. Todos eran de nacionalidad francesa: Christian (59 años), Christophe (45 años), Luc (82 años), Michel (52 años), Celestin (62 años), Paul (57) y Bruno (52).
La violencia en aquellos años en Argelia provocó muchas muertes de extranjeros entre ellos los monjes de Tibhirine y otros religiosos y religiosas. Vivían insertados y relacionados son sus vecinos musulmanes ayudándose mutuamente. En la película “De dioses y hombres” (Xavier de Beauvois, 2010) se relatan los hechos.
Christian de Chergé (prior del monasterio), iniciaba lo que se ha considerado el Testamento de la comunidad con estas palabras:
“Cuando un A-Dios se vislumbra...
Si me sucediera un día -y ese día podría ser hoy-
ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento
a todos los extranjeros que viven en Argelia,
yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia,
recuerden que mi vida estaba entregada a Dios y a este país”.
(Martirio y consagración, Bernardo Olivera o.c.s.o, Publicaciones Claretianas 1999, pág.118)
Etty Hillesum y los monjes de Tibhirine tienen experiencias que compartir con nosotros en el mismo lenguaje que el nuestro, somos hijas e hijos del mismo tiempo.
Pepa Torres, en su exposición y en papel, nos hizo llegar citas de ellos que sirvieron para adentrarnos durante el tiempo del Taller en la espiritualidad desde las terribles periferias que vivieron sin dejarse hundir. Creo que sus vidas no fueron arrebatadas porque fueron donadas. Quizás se muestra que la vida espiritual es para ser llevada y donada cada instante de la vida… también en las periferias. Me retiro y les doy la palabra transcribiendo algunas citas.
Etty Hillesum nos comparte su experiencia:
“Qué grande es Dios mío la angustia interior de tus criaturas terrenas… Te doy gracias por haber hecho venir a mí a tanta gente con toda su angustia. Me están hablando con calma, sin tomar precauciones y de pronto se revela su angustia en toda su desnudez… Y tengo delante de mí a un pobre y pequeño ser humano, desesperado y preguntándose cómo va a seguir viviendo. No basta con predicarte, Dios mío, para exhumarte, para sacarte a la luz en los corazones de los otros es preciso dejar en el otro el camino que lleva a ti, Dios mío, y para hacerlo es preciso ser un gran conocedor del alma humana. (Diario 31/11/1941)
“Mil rosas rojas y amarillas se han abierto por completo. Mientras me hallaba sentada trabajando en aquel infierno, ellas seguían floreciendo en silencio. Y muchos me dicen: ¿Cómo puedes pensar todavía en las flores? (Diario 23/07/42)
“La primera palabra que me viene a la mente es siempre Dios, que lo contiene todo y hace inútil todo lo demás. Toda mi energía creadora se convierte en diálogos interiores contigo. El oleaje de mi corazón se ha vuelto más ancho, más animado y más apacible a la vez, y tengo la impresión de que mi riqueza interior se incrementa sin cesar (…) No hay duda de que se producen milagros en la vida humana. Mi vida es una sucesión de milagros interiores”. (Diario 18/08/1943). A los tres meses murió en Auschwith.
Los monjes de Tibhirine nos comparten desde su experiencia personal y comunitaria:
Hno. Christian: “No matarás a ti mismo, ni al tiempo (que pertenece a Dios) ni a la confianza. No matarás la muerte (trivializándola), al país, al otro, a la Iglesia. Los cinco pilares de la Paz son: la paciencia, la pobreza, la presencia, la oración y el perdón”.
Hno. Luc: “Tibhirine ha resistido a la guerra, y ha resistido a los terroristas… es misterioso. Si mi muerte no es violenta ido que se lea la parábola del Hijo pródigo y se diga la Oración de Jesús. Después que me den un vaso de champaña, si la hay, para decir A-Dios a este mundo… antes del vino nuevo”.
Hno. Christophe: “Te pido en este día la gracia de ser servidor y de dar mi vida. Aquí, en recate por la paz en rescate por la vida. Jesús, atráeme a tu gozo de amor crucificado”.
Hno. Michel: “Mártir, es una palabra tan ambigua aquí… Si algo nos pasa, aunque no lo deseo-, queremos vivirlo aquí, en solidaridad con todos los argelinos y argelinas que ya han pagado con sus vidas, solidarios con todos estos desconocidos e inocentes… me parece que Aquel que nos ayuda hoy a resistir es el que nos ha llamado. Permanezco profundamente maravillado”.
Hno. Bruno: “Aquí estoy ante ti, Dios mío… Aquí estoy, rico en miseria y en pobreza, cobarde al máximo. Aquí estoy ante ti, que eres sólo Amor y Misericordia”.
Hno. Paul: ¿Hasta dónde puede uno ir, para salvar propia la piel, sin correr el riesgo de perder la vida verdadera? Sólo uno conoce el día y la hora de nuestra liberación en Él. Estemos disponibles, para que Él pueda actuar en nosotros por medio de la oración y de la presencia amorosa a todos nuestros hermanos”.
Ahora en silencio toca soltarse de la mano de nuestra hermana Etty y nuestros hermanos monjes Tibhirine, e ir rumiando lo que nos dejaron escrito. Y tiene especial valor porque hoy las situaciones de violencia política, comercial y medioambiental están a la orden del día y en todos los ámbitos pagan siempre los mismos.
Mientras acababa este escrito he leído una entrevista (EL MUNDO 31 marzo 2025, redactor Pedro Simón) a un buen amigo mío, Juan José Aguirre ("Juan José Aguirre, el misionero que vivó el horror", Pedro Simón, El Mundo, 31 marzo 2025), misionero comboniano y obispo de Bangassou (República Centroafricana), en la que el periodista, después de escuchar las situaciones de extrema violencia en las que se ha visto envuelto, le pregunta: “¿Por qué elegir vivir así? Contesta: “Porque Dios me quiere ahí. Porque él también lo haría. Creo que hay que poner una pincelada de ternura allí donde hay una extrema violencia”.
Aprendo de ellos, los que ya se fueron y los que siguen viviendo en periferias que sólo la espiritualidad puede mantener la vida viva, activa y entregada, contagiándola alrededor.
Mari Paz López Santos, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
ECLESALIA, 11/04/25