GRACIAS, JESÚS

Gracias, Jesús, por todo lo que nos has dado, hoy y siempre.

Nos gustaría saber qué hacías cada día cuando tenías nuestra edad.

Seguro que ayudabas a tus padres, José y María,

en la carpintería y en casa,

estudiabas cuanto podías, junto a otros chicos y en la sinagoga.

Te preparaste a conciencia para la vida,

a pesar de los escasos medios de que disponías.

Tu madre te enseñó a rezar y te descubrió que Dios era tu Padre,

hablar con tu Padre Dios se hizo costumbre en ti.

Gracias, Jesús, por tu ejemplo de vida entregada a los demás.

Te has ganado a pulso nuestra admiración y adhesión,

por revelarnos tu visión de Dios como Padre bueno,

por tu mensaje de una religión liberadora y solidaria.

Gracias, Jesús, porque nos permites ser tus amigos.

Queremos decirte que nos sentimos orgullosos de ser de los tuyos.

Queremos seguirte

y ayudarte en la inmensa tarea de hacer feliz a toda la gente.

Gracias, Jesús, por todos los días de tu vida,

porque todo lo hiciste bien.