Buscador Avanzado

Autor

Tema

Libro de la biblia

* Cita biblica

Idioma

Fecha de Creación (Inicio - Fin)

-

¿UNA PARÁBOLA QUE FOMENTA LA IDEA DEL MÉRITO?

Rate this item
(56 votes)

Mt 25, 14-30

He aquí una parábola que se presta a ser fácilmente malinterpretada. O peor aún, a fomentar la sobreexigencia y el perfeccionismo. Y, en consecuencia, la culpabilidad.

En un ámbito específicamente religioso, esa misma lectura puede conducir a una religiosidad peligrosa por varios motivos: porque supone la imagen de un Dios como patrón que exige un cumplimiento; porque fomenta la idea del mérito y, con ello, una religión mercantilista; porque potencia un perfeccionismo religioso –aquella formación basada en el "ideal de perfección"-, que ha generado sufrimiento y fariseísmo a partes iguales; porque parece estimular la competitividad para ver quién logra un "premio" mayor... En definitiva, nos encontramos ante una parábola potencialmente peligrosa.

Si ya de por sí la mente religiosa tiende al perfeccionismo, lecturas de este tipo vendrían a confirmarla en esa misma dinámica. Con la grave consecuencia de que estaríamos pervirtiendo el mensaje de Jesús caracterizado básica y radicalmente por la gratuidad.

Realmente, cuesta reconocer a Jesús como autor de esta parábola. Y quizás habría que pensar más bien en alguien que buscaba, de buena fe, estimular un compromiso activo en los creyentes. En cualquier caso, no habría que perder de vista que se trata de una parábola, y que la lectura tampoco puede ser literal.

¿Cómo leer la parábola para no desactivar su mensaje genuino y, al mismo tiempo, evitar los riesgos que el propio relato conlleva?

Solo cabe una manera, coherente con el propio mensaje evangélico: leerla como palabra de sabiduría –no como código moral- y desde la gratuidad –no desde la idea del mérito y la recompensa-. Todo es don y somos felices en la medida en que permitimos que ese don se viva a través de nosotros.

Dios es la fuente de la Vida, o mejor, el propio Don, el "talento" que se da generosamente en todo. Al conectar con nuestra verdadera identidad, nos descubrimos en él, no como una presencia separada, sino como nuestro núcleo más íntimo y profundo.

Ese descubrimiento es la fuente de nuestra acción: estamos permitiendo que el "talento" –el Don, la Gracia, Dios...- pueda vivirse en nosotros.

La vivencia siempre da fruto abundante. Pero el fruto no es algo añadido, que antes nos faltara y se nos dé ahora en forma de premio o recompensa –para engordar el ego-; el "premio" no es otro que el descubrimiento de lo que somos y el gozo de vivirlo. El "talento" que se nos regala es el descubrimiento de la plenitud que siempre hemos sido.

Finalmente, aquel que no hace fructificar el talento habla también de nosotros mismos, cuando permanecemos en la ignorancia de quienes somos y, de ese modo, "perdemos" la vida, encerrados –el talento enterrado- en nuestro pequeño caparazón narcisista. A ese "se le quita" el talento y va a las "tinieblas": permanece perdido en la confusión y el sufrimiento.

Pero no se trata de una amenaza y, menos aún, de un castigo: es una palabra que nos llama a despertar, para que salgamos precisamente de aquella ignorancia que nos priva del gozo de vivir lo que somos.

 

Enrique Martínez Lozano

www.enriquemartinezlozano.com

Read 6285 times
Login to post comments